21 de enero

Biblia en 365 Días

Éxodo 10-12

 

Éxodo 10

Parecería en este punto que Moisés mismo estaba intimidado por el temible proceso de juicio y así, antes de la próxima plaga, Dios anunció a su siervo una nueva razón para todo el movimiento. Fue para que la posteridad pudiera tener las solemnes y terribles advertencias del resultado de una rebelión persistente.

Faraón ahora estaba más allá de la razón, y Dios no razonó con él. Los siervos de Faraón, aparentemente más vivos que él para su locura, le suplicaron que dejara ir a la gente. Luego envió a Moisés y nuevamente intentó un compromiso. Sugirió que los niños se quedaran atrás. Al ser rechazado, cayó una nueva plaga. Aún así Faraón persistió en su rebelión. La plaga final del tercer ciclo cayó sin previo aviso. En presencia de la espantosa oscuridad, Faraón hizo su cuarto y último intento de compromiso al sugerir que se debía dejar su ganado. A esto, la respuesta del siervo de Dios fue final y concluyente: "No quedará casco". Entonces el fracaso de Faraón despertó su enojo. Toda la pasión maligna del hombre se extinguió. Le ordenó a Moisés que no volviera a ver su rostro. Esta es de hecho una historia de rebelión larga y continuada contra Dios; primero por elección del Faraón, luego por esa elección ratificada por la elección de Dios a medida que el terrible juicio avanzaba.

 

Éxodo 11

En este breve capítulo tenemos el relato más solemne de la comunión entre Jehová y Su siervo Moisés. Faraón había rechazado a Dios finalmente, y Dios finalmente había rechazado a Faraón. Jehová ahora anunció que él mismo vendría con el golpe final del castigo final. Él había enviado a sus mensajeros, Moisés y Aarón, y sus ministros, sangre, ranas y piojos; vuela, y murra, y hierve; granizo, langostas y tinieblas Había esperado pacientemente el efecto de las plagas, dando tiempo a Faraón para que se arrepintiera y se arrepintiera, todo sin producir ningún otro efecto que no fuera la oposición decidida e intencionada e insolente. El tiempo para el remedio había pasado y ahora, como un ángel vengador, Él mismo pasaría por la tierra. En esta hora de comunión, a Moisés se le indicó la determinación final de Jehová, y por él al pueblo hebreo, a fin de prepararse para su partida de acuerdo con la voluntad y el derecho de Dios.

 

Éxodo 12

Si bien los temas se entremezclan necesariamente en este punto, pasamos de la contemplación de los juicios de Jehová al tratar con Faraón a la de la liberación en sus tratos con Israel. Como estas personas debían pasar a la constitución nacional, el calendario se modificó. Se estableció un rito que se llamó una ordenanza, una fiesta, un sacrificio. Así, desde el principio, a la nación se le recordó que estaba enraizada en el hecho de la liberación forjada por Dios a través del sacrificio.

La historia del éxodo real es contada. De hecho, como escribe el historiador sagrado, "fue una noche muy observada". Fue una noche en la que un pueblo pasó de la esclavitud a la libertad, de la opresión al poder bajo autoridad, de la degradación a la realización de la vida nacional. Con ellos se desmayó una multitud mixta que constituía un elemento de peligro, como lo mostrará su historia a través de libros posteriores.

Ese éxodo y la fiesta de la Pascua fueron proféticos. Se requirieron largas eras para desplegar completamente el significado, pero en plenitud de tiempo su simbolismo se hizo manifiesto y Pablo pudo escribir: "Nuestra Pascua también ha sido sacrificada, incluso Cristo ... por tanto, celebremos la fiesta".