19 de febrero
Biblia En 365 Días
Números 18-20
Números 18
Una vez más, encontramos una repetición de varias leyes que tuvieron una relación directa con los eventos registrados, y la razón está explícitamente expresada en las palabras: "Que no haya más ira sobre los hijos de Israel" (Números 18: 5).
La afiliación repetida del hecho de la designación divina en cuanto a la posición al servicio de Aarón y los hijos de Leví es un asunto llamativo y sugerente. Observe frases como estas: "Te doy el sacerdocio como un servicio de don" (Números 18: 7); "Les he dado (todas las ofrendas) para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, como porción para siempre" (Números 18:11); "Yo soy tu parte y tu heredad entre los hijos de Israel" (Números 18:20); "He dado (el diezmo) a los levitas" (Números 18:24).
Así quedó claro que el nombramiento para el sacerdocio y la posesión de sus privilegios y su relación peculiar con Dios, junto con la provisión para el sustento de todos los designados, eran por el gobierno divino directo y de acuerdo con el propósito divino.
Finalmente fue provisto el del diezmo, que como la porción divinamente designada de los levitas, un diezmo debía ser ofrecido por ellos específicamente a Dios.
Números 19
Una disposición muy interesante se describe aquí. Era una provisión para el sacrificio de una novilla roja. Se dieron instrucciones para la limpieza ceremonial de las personas durante el período de sus andanzas por el desierto. Fue a la vez una provisión para la profanación y una protección para el sacerdocio.
Con una ceremonia solemne y el más minucioso cuidado, una vaquilla roja debía ser sacrificada según las instrucciones ya dadas en Levítico con respecto a otras ofrendas. Entonces sus cenizas deben ser cuidadosamente recogidas y guardadas, para que puedan ser mezcladas en agua y usadas en ciertos casos de impureza.
A esta disposición siguieron instrucciones sobre cómo tratar a los que están contaminados por el contacto con los muertos o en presencia de ellos.
En movimientos de un lugar a otro mientras el campo no estaba inclinado y no se podían observar los métodos ordinarios de la ley ceremonial, la limpieza fue provista por el uso de agua en la cual estas cenizas debían mezclarse. Así se hizo una provisión generosa y al mismo tiempo se salvaguardaron los derechos y prerrogativas del sacerdocio. Dondequiera que las personas pudieran estar, estas cenizas de la vaca roja que habían sido sacrificadas por manos sacerdotales estaban disponibles para su uso.
Números 20
Ahora alcanzamos el registro de eventos al final de los cuarenta años. La gente estaba nuevamente en Cades. Aquí Miriam murió y fue sepultada. Un estudio del distrito mostrará que tal vez se llegó a la parte más difícil de su deambular. Estaban otra vez sin agua y murmuraron contra Moisés y Aarón. Es notable que no hubo un castigo divino, pero Dios suplió su necesidad. El fracaso evidente en este punto fue el fracaso de Moisés. En el momento de la acción de gracia de Dios, fue descortés en su actitud hacia la gente.
Debido a este colapso, finalmente fue excluido de la tierra.
Fue en este momento de su historia que Aaron murió. El relato de la transferencia de sus vestiduras a su hijo es el de una ceremonia solemne e impresionante. A la gente se le recordó que la oficina del sacerdocio era más grande que el hombre. Aaron pasó; el sacerdocio permaneció. Así que continuó hasta que al fin, en la plenitud de los tiempos, llegó el Sacerdote que conserva la oficina en el poder de una vida sin fin. La muerte de Aarón fue en sí misma un recordatorio de la presente imperfección de la relación del pueblo con Dios. Sin embargo, la transferencia del cargo por nombramiento divino habló en tonos no inciertos de la ternura permanente de Dios y de Su provisión para el acceso del pueblo a Él.