09 de febrero

Biblia en 365 Días

Levítico 24-25

 

Levítico 24

A medida que se lee este capítulo, al principio parece estar fuera de lugar o fuera de lugar. Sin embargo, indudablemente no es así. El hecho de que no podamos ver claramente la conexión no justifica su omisión ni nos da ningún motivo para colocarla en otra parte.

En ella, se tomaron disposiciones sobre el aceite y el pan de la proposición. Parecería que el recogimiento de la cosecha se había completado y el festín del mismo estaba preparado para que, al darles las leyes, se les recordaran las afirmaciones. de Dios en su producción, especialmente en los dos asuntos que indicaban su responsabilidad de llevar la luz y su privilegio de comunión.

Aquí también tenemos un fragmento de historia. Es la historia del blasfemo sobre quien cayó el castigo. Puede ser que se haya insertado aquí debido a su aparición durante el período de promulgación de las leyes.

En cualquier caso, el punto enfatizado es que si por alguna razón un extraño toma su morada dentro del círculo del gobierno divino, él está sujeto a sus leyes. Entre las personas bajo la realeza de Jehová tomando su nombre en vano era una ofensa muy atroz, y el hombre culpable de ella sufrió la pena extrema.

 

Levítico 25

La última sección del Libro de Levítico se ocupa de establecer leyes concernientes a los signos externos en la tierra de la prueba de posesión, junto con ciertas promesas y advertencias, todas las cuales terminan con instrucciones concernientes a hacer y observar los votos.

Las señales que afectaban a la tierra eran, primero, el sábado de la tierra y, segundo, la redención en el año del jubileo. Estas señales sirvieron para mantener ante las personas el hecho de que Dios es el Dueño y Poseedor original de la tierra y que ningún hombre puede tratarla como algo absolutamente suyo. En el año del jubileo se insistió en las grandes interrelaciones humanas. Las leyes de este año de jubileo se establecen cuidadosamente ya que afectan a la tierra, las viviendas y las personas. Lo único a lo que un hombre tiene derecho en la tierra es lo que resulta de su propio trabajo. En el año del jubileo, además, el esclavo debía ser liberado, recordándole así a los hombres que no podían tener ninguna propiedad absoluta y definitiva en ningún ser humano. La ley, además, enfáticamente disponía que durante el período de esclavitud, el esclavo no debía ser gobernado con rigor. En estas leyes, los fundamentos del orden social estaban firmemente establecidos. Las relaciones interhumanas de la propiedad y la posesión estaban condicionadas por el hecho fundamental de la relación con Dios.