11 de febrero
Biblia en 365 Días

Números 1-2
Números 1
El Libro de los Números trata con el desierto. Es la historia de una larga disciplina que resulta de la desobediencia. La historia avanza, porque Dios alguna vez protege Sus propios propósitos del fracaso de Sus instrumentos elegidos. La historia comienza y termina en el margen de la tierra.
El Libro se abre con el mandato de Dios para contar los hombres de guerra de veinte años en adelante, y luego contiene el censo de las fuerzas combatientes de la nación. El total alcanzó 603,550. Los levitas estaban cuidadosamente exentos de esta numeración debido a su consagración al servicio sagrado del Tabernáculo, que se trata más particularmente después.
Aquí, entonces, tenemos el primer movimiento en preparación para la llegada de las personas a la tierra que Dios les había dado. Como hemos visto constantemente, la nación había sido creada para llevar a cabo un propósito divino más grande.
Este propósito fue, en primer lugar, necesariamente punitivo. Los pueblos corruptos serían barridos en interés de la pureza y el pueblo de Dios sería el instrumento de la visita divina. Deben estar preparados para la guerra, que fue la razón para tomar el censo de los hombres de guerra.
Números 2
Este anfitrión de Dios no era simplemente una mafia o una agregación de individuos.
Debe ser una compañía disciplinada y ordenada, y aquí encontramos las instrucciones relativas a las posiciones relativas que deben ocupar las tribus, tanto en el momento del campamento como durante la marcha. Sería una cosa interesante y útil para el lector de este capítulo dibujar un diagrama del campamento como se describe.
En el centro de todo estaba el Tabernáculo, el mismo lugar de morada de Dios, en cuanto a su manifestación. Alrededor de esto, los levitas estaban acampados en dos lados y en la parte trasera. Moisés y los sacerdotes debían ocupar el cuarto lado cerca de los tribunales de adoración en el este, frente a la entrada. Fuera del recinto y más allá de este campamento de sacerdotes y levitas, las tribus de la nación tomaron sus posiciones. Judá, Isacar y Zabulón acamparon en el este, enfrentando la entrada a los tribunales. Efraín, Manasés y Benjamín estaban en el oeste; Rubén, Simeón y Gad en el sur; con Dan, Asher y Naphtali, en el norte.
En la marcha, Judá, Isacar y Zabulón lideraron. Rubén, Simeón y Gad lo siguieron. Luego en el centro vinieron los sacerdotes del Tabernáculo y los levitas. Estos fueron seguidos por Efraín, Manasés y Benjamín; Dan, Asher y Naphtali marchan últimos en orden. Mientras que este es un capítulo técnico con una nota técnica, un hecho destacable es que, ya sea que estuviese acampado o en marcha, había un orden divino; y que en cada caso en el centro de todo, el Tabernáculo tomó su lugar.
