11 de agosto

Biblia En 365 Días                                     

Isaías 64-66

 

Isaías 64

La alabanza y la confesión se funden en una oración en la que primero se describe la dolorosa necesidad de la gente, y luego se levanta un grito lleno de angustia intensa para el amanecer del día en que Jehová actuará en juicio.

Nuevamente, el profeta fortalece su propia fe al recordar cómo Dios había obrado en nombre de Su pueblo en el pasado. Este recuerdo de su fidelidad produce un nuevo sentido de su infidelidad, y él confiesa el pecado y el fracaso. En medio de la desolación y la destrucción, le pide a Jehová que actúe en nombre de Su pueblo.

 

Isaías 65

En este capítulo tenemos una descripción gráfica del funcionamiento del principio de discriminación, el tamizado del pueblo por parte de Dios. Primero hay un contraste entre lo falso y lo verdadero. Las personas rebeldes son descritas como aquellas que, a pesar de toda la paciencia de Jehová, aún persisten en prácticas idólatras y malvadas. Contra estos, Jehová se ve obligado a proceder con un juicio estricto y severo. Luego sigue una descripción del remanente, la simiente santa, aquellos que son descritos como los siervos de Jehová. Estos no deben ser destruidos por los malvados, sino que deben ser sacados de los lugares de dificultad hacia la herencia y la prosperidad.

El proceso de cribado se describe a continuación, y la vida de los siervos de Dios y la vida de los rebeldes se ponen en contraste: comer en contra del hambre, beber en contra de la sed, regocijarse en contra de la vergüenza, cantar en contra del llanto y aullar. El resultado del cambio de juicio es el establecimiento del nuevo orden, el establecimiento del Reino de Dios que será uno de alegría y justicia, de prosperidad y paz.

 

Isaías 66

Este último capítulo es ciertamente difícil de interpretar. Aquí, el profeta parece mirar más allá de todo lo que ha descrito anteriormente, y lidiar con el destino. Primero anuncia nuevamente el hecho del gobierno establecido de Dios, y luego muestra cómo, para aquellos que eligieron sus propios caminos, elegirá delirios, y eso porque cuando llamó no respondieron. Los que habían temblado ante su palabra, Él los librará, a pesar de todas las dificultades.

En el mensaje final, el profeta describe la venida de Jehová con fuego, cuando sus carros serán como el torbellino. Es una imagen de venganza justa, que procede al establecimiento de los nuevos cielos y la nueva tierra que permanecerán ante el Señor.

La última declaración de la gran profecía es una que recuerda a los que leen el juicio seguro y terrible de Dios sobre el mal, el único hecho que nunca debe perderse de vista, que no puede haber paz para los malvados.