28 de agosto
Biblia En 365 Días
Lamentaciones 1-3 
Lamentaciones 1
En la Septuaginta, las Lamentaciones tienen como prefijo las palabras: "Y sucedió que después de que Israel fue llevado cautivo, y Jerusalén quedó desolada, Jeremías se sentó llorando, y lamentó este lamento sobre Jerusalén y dijo ...".
En este breve Libro de Lamentación, el espíritu del hombre se revela sorprendentemente. No hay exultación por el cumplimiento de sus predicciones, y hay una doble lealtad manifiesta en todas partes, primero a Dios en la confesión del pecado, y luego a Su pueblo en la expresión de su dolor.
En este primer poema hay dos movimientos claramente definidos. La primera (Lamentaciones 1: 1-11) describe la desolación de la ciudad, en cuanto a sus relaciones con otras naciones, y en cuanto a su condición interna, declarando que la causa es que "ella ha pecado gravemente". Bajo la figura de una viuda sentada solitaria, el profeta describe la ciudad. "La que fue genial" se ha "convertido en tributaria", y no tiene amantes ni comodidad. Dentro, su desolación es abrumadora. El templo está desierto, y su belleza se ha ido. Con gran cuidado, el profeta expone la causa de su dicción. Ella había "pecado gravemente" y ha olvidado su último fin; y el profeta termina esta descripción de la desolación al identificarse con la tristeza y el pecado en las palabras: "Mira, oh Señor, y mira, porque me he vuelto vil".
En el segundo movimiento (Lamentaciones 1: 12-22) la ciudad, personificada, lamenta su dicción, apelando al transeúnte y describiendo su dolor; luego confiesa la justicia de la desolación que la ha alcanzado, clamando a Jehová por simpatía y liberación.
Lamentaciones 2
En el segundo poema, el profeta trató las fuentes del dolor que él había descrito. Nuevamente afirmando que fue el resultado de la acción directa de Jehová, procedió a describirlo en sus aspectos materiales y espirituales. Las habitaciones de Jacob son destruidas, los príncipes son profanados, la gente es asesinada. Tales son los juicios materiales. El lugar de culto es destruido, las solemnes asambleas son olvidadas, el santuario es aborrecido, el rey, los príncipes, los profetas y la gente están degradados.
Después de este reconocimiento del acto de Jehová en el juicio, el profeta estalló en una descripción de la aflicción en la iniquidad en cuanto al sufrimiento real soportado y el desprecio aún más doloroso de las naciones. Se identificó con la gente en todos sus sufrimientos y reconoció el desprecio de las naciones por cumplir la palabra que Jehová había dicho. Finalmente, pronunció un atractivo de penitencia en el que hay dos movimientos. El primero es su llamamiento a la gente, en el cual los instó al arrepentimiento y al cambio de la vida a Dios. El segundo es el atractivo del pueblo a Jehová, en el que nuevamente se cuenta la historia de la aflicción.
Lamentaciones 3
En este poema central y más largo, Jeremiah se identificó completamente con las experiencias de su pueblo. En el primer movimiento, en un lenguaje que palpita de dolor, describió sus propias penas, reconociendo a través de toda la acción de Jehová, como revela la repetición casi monótona del pronombre "Él". Aquí él evidentemente reconoció la relación del dolor con el pecado. Todos los instrumentos intermedios de castigo están fuera de la vista. Cada golpe cae de la mano de Dios, como sugiere la declaración de apertura: "Soy el hombre que ha visto la aflicción por la vara de su ira". Este es de hecho el reconocimiento del método de Jehová en el juicio. Tal reconocimiento obligó al final del canto por una afirmación de esperanza. Las aflicciones recordadas de Dios crean la seguridad de la liberación.
El siguiente movimiento es totalmente seguro, en el cual el profeta, habiendo reconocido en la sección anterior la actividad de Jehová en el juicio, ahora reconoció su actividad en la misericordia. El pasaje está lleno de belleza, ya que trata con esa tierna compasión de Dios que nunca había estado ausente, incluso en la obra de castigo. Este reconocimiento de la misericordia termina con una expresión de sumisión al juicio, y una consiguiente canción de esperanza fuerte en su confianza.
El tercer movimiento de identificación es uno de apelación. Nuevamente, el profeta primero reconoció la justicia de la visitación divina, y luego hizo un llamamiento sincero al pueblo para que se volviera a Dios en verdadera penitencia, terminando con una declaración de su sentido del dolor nacional y de su participación personal e inmediata en él.
El último movimiento de la canción vuelve a ser totalmente seguro. El profeta celebró las liberaciones que Jehová ya le había hecho. Desde las mazmorras más bajas había levantado su grito y había sido escuchado. Contra todos los dispositivos de sus enemigos, Jehová había defendido su causa. Los reproches que le habían acumulado a Jehová lo habían escuchado. Estas liberaciones pasadas crearon su seguridad de que Jehová aún actuaría en nombre de su pueblo y destruiría a sus enemigos desde debajo de los cielos.
