20 de junio

Biblia En 365 Días                                

Salmos 36-39

 

Salmo 36

La naturaleza antitética de este salmo es evidente. En la primera parte (Salmos 36: 1-4), se describen la razón y la expresión de la iniquidad de los impíos. La única razón para la transgresión es que el temor de Dios está perdido. Todo el mal resulta de ello.

En contraste con esto, las ventajas del recuerdo de Jehová se exponen, primero, por una descripción de ciertos hechos que le conciernen. Uno puede imaginar fácilmente que el salmo fue escrito en una altura natural desde la cual el cantante miró una escena de gran extensión en la que vio símbolos de verdad con respecto a su Dios. Tenga en cuenta el barrido de la visión. Los cielos, los cielos o las nubes, las montañas, las grandes profundidades, el río y, sobre todo, la luz.

Hay una buena aptitud en la interpretación de la sugestión. El azul que abarca habla de bondad amorosa; las nubes pasajeras en el misterio de su orden, de su fidelidad; las montañas sugieren su justicia, de la cual ríos de placer fluyen para mezclarse en lo profundo de sus juicios. De toda la vida variada y abundante, Él es la Fuente o la Fuente y la luz del sol de Su rostro es la luz en todo. Todo termina con una oración por la seguridad continua del cuidado y protección divinos.

 

Salmo 37

Este salmo tiene como nota clave "No te preocupes". El problema subyacente es la prosperidad de los hombres malvados. Es un asombro y una perplejidad aún, que preocupa a muchos corazones probados y confiados. El salmista primero declara que toda esa prosperidad es de corta duración y luego cuenta los secretos de la quietud a pesar del problema. Hay primeros mandamientos positivos. Se pueden agrupar de esta manera: "Confíe en Jehová", "Deléitese en Jehová", "Comprométase a Jehová", "Descanse en Jehová". Entonces, nuevamente, el mandato fundamental se repite dos veces, "No se preocupe" mal, es perjudicial, es innecesario. Deje que la confianza espere. Los eventos justificarán la acción.

Continuando, el salmista resuelve su contraste en mayor detalle. La prosperidad de los impíos tiene dentro de sí los elementos de su propia destrucción y no puede durar (Salmos 37: 12-20). Todo esto se afirma a modo de contraste. Lo poco de los justos es mejor que la abundancia de muchos malvados. Esto no es de ninguna manera fuera de fecha. Es solo esperar lo suficiente y observar para saber que el principio es permanente. Las ganancias mal logradas y el triunfo de la maldad están condenados por el mal inherente a la destrucción segura. Entonces el otro lado se expresa en gran plenitud (Salmos 37: 21-31). El camino establecido por Jehová es seguro. Puede haber fracaso, pero hay restauración. Con la civilización más compleja en medio de la cual vivimos, tal vez a veces los justos han sido obligados a mendigar, pero incluso ahora estos casos son raros, y después de alguna experiencia variada, querría someterlo a uno que lo suplica a una cruz algo severa. Examen antes de aceptar su testimonio contra el del salmista. Incluso si se otorga, el principio subyacente sigue siendo que el pan de la caridad debe ser elegido en lugar de la riqueza de la maldad.

En los versículos Salmos 37: 32-40 tenemos el contraste final de este salmo. La primera declaración es de la seguridad de los justos contra las maquinaciones de los malvados. La forma en que este salmo ha apelado a los hombres y continúa haciéndolo es una prueba de cuán propenso es el corazón a rebelarse contra la aparente prosperidad de los malvados, y también una demostración de la convicción de los hombres de que es mejor confiar en ellos. Jehová que para lograr cualquier tipo de éxito por otros medios. La fe flaquea y exige alguna explicación. Encuentra todo lo que pregunta cuando resueltamente obedece el mandato de confiar, deleitar, cometer, descansar, ¡esperar!

 

Salmo 38

Este es el tercero de lo que se conoce como los salmos penitenciales. Las circunstancias del cantante fueron las más angustiosas. Sufría de una terrible enfermedad física, abandonado por sus amigos y perseguido por sus enemigos. La amargura más profunda de su alma fue causada por su abrumador sentido de su contaminación moral. Reconoció que todos sus sufrimientos fueron las reprensiones y castigos de Jehová por su pecado. Este sentimiento de pecado lo aplastó y en su angustia clamó a Jehová.

El uso de los nombres y títulos divinos en este salmo es interesante. El primer clamor de ayuda es a Jehová. Cuando pronunciaba su queja sobre la deserción de amigos y la persecución de enemigos, el cantante se dirige al Señor como el Ser supremo. En su apelación final, él comienza y se cierra con Jehová, el Señor y Dios. Todos los cimientos parecen haber cedido bajo sus pies, y con profunda contrición y esfuerzo desesperado, se esfuerza por apoderarse de Dios en todos los hechos de su ser. En esto tenía razón, porque un caso tan desesperado exige la ayuda, el gobierno, el poder de Dios. Bendito sea su nombre para siempre; todos están a nuestra disposición.

 

Salmo 39

Nuevamente las circunstancias son dolor y aflicción. La actitud del que sufre es verdadera dignidad. Si el salmo se toma en relación con el anterior, marca un avance, tal vez una ganancia de esa experiencia. Entonces vimos a un hombre clamando por Jehová y su ayuda. Aquí hay un hombre que aún está siendo juzgado y muy consciente de ello, pero ha encontrado el lugar secreto de la comunión y esto condiciona sus actitudes. Hacia sus enemigos, él guarda un gran silencio, cuyo secreto actualmente declara: "Fui mudo, no abrí mi boca, porque tú lo hiciste". Sin embargo, las cosas que ve lo extrañan, lo agitan y por fin rompe el silencio.

Aquí, nuevamente, el resultado de su conocimiento de Jehová se ve en que habla a Jehová y no a sus enemigos. Así establece la extraña prosperidad de los malvados en relación con Dios. Se ve que todo el éxito aparente no vale nada y este hombre triste hace un llamamiento personal a Jehová.